El famoso conquistador de México, pocas veces alabado y las más condenado, encuentra en estas páginas una interesante y poco conocida semblanza, fundamentada en un gran rigor histórico.
En las últimas décadas, hemos atestiguado notables avances en el conocimiento del pasado, entre ellos, el exitoso desciframiento de la escritura maya. Esto no podría haberse logrado sin los esfuerzos realizados durante siglo y medio por muchos investigadores previos.
La arqueoastronomía es el estudio multidisciplinario dirigido a esclarecer el papel de la astronomía en las sociedades antiguas. En años recientes se han logrado conocer algunos de sus principios en el área mesoamericana, en donde se construyeron diversas estructuras orientadas a las direcciones celestes, para poner en armonía la obra humana con el cosmos.
A partir de la década de los setenta se multiplicaron de manera importante las intervenciones arqueológicas en edificios de la época virreinal, considerados monumentos históricos. Estas exploraciones aportaron valiosa información para comprender su historia.
El estudio de los asentamientos rurales situados alrededor de Palenque ha revelado interesantes datos sobre la organización económica y política de la región. Tal es el caso de las diferentes evidencias encontradas en el Grupo XVI.
Las 1500 canchas de juego de pelota encontradas hasta hoy, entre otras evidencia arqueológicas, demuestran que además de ser una práctica deportiva milenaria, el juego tuvo un papel ritual, político y posiblemente económico.
Poseedora de un rico potencial, la zona lacustre fue un factor importante en el desarrollo de las antiguas sociedades del valle de Toluca. Desde épocas tempranas, sus habitantes supieron adaptarse a ese entorno cenagoso.
Calakmul fue una auténtica “superpotencia” maya y capital del reino de la Cabeza de Serpiente. Las dimensiones de la ciudad, la magnificencia de sus edificios y una gran cantidad de menciones a esta entidad en las inscripciones jeroglíficas, dan cuenta de su esplendor.
Los orígenes de la escritura y de los calendarios son temas muy cercanos, ya que datan de la misma época y, tanto aquélla como éstos, aparecen por primera vez en los monumentos de piedra labrada del valle de Oaxaca.
A lo largo del tiempo y en sus distintas regiones, los pueblos mesoamericanos nos han dejado numerosas evidencias sobre sus prácticas funerarias y su necesidad de trascender al más allá a través de entierros, ofrendas, figuras, mitos, pintura, escritos y poesía, entre otros aspectos.
Para las culturas del México antiguo las plantas, generosas proveedoras de alimentos y sustancias curativas, fueron un elemento fundamental de la vida cotidiana. Para comprender el papel que desempeñaron en la época prehispánica y el que tienes en el presente, es necesario recurrir a las fuentes de información arqueológica, histórica y etnológica.
En los códices coloniales, los tlacuilos, maestros en el arte de escribir, continuaron pintando aspectos de la cultura y del desarrollo histórico de los pueblos mesoamericanos. Esta tradición cultural permanecería hasta el siglo XVIII.